Un buen docente marca una diferencia.


La sociedad en la que vivimos es cambiante, y por lo tanto los educadores también tenemos que ir adaptando los nuevos aprendizajes. La acción del docente en sus clases es fundamental para más tarde adquirir los resultados esperados.

Para ello hay que realizar cambios organizativos o curriculares si van a tener un impacto positivo en las prácticas docentes de enseñanza – aprendizaje en el aula.
 
Lo que realmente marca la diferencia de un buen docente, son los procesos de enseñanza – aprendizaje que nos sirve no solo para cuando los alumnos están dentro del centro educativo, sino para vivir en sociedad, en sus situaciones del día a día… para todo.

El profesor tiene que estar en continuo aprendizaje sobre nuevos métodos, sistemas de aprendizajes, métodos de estudios… todo lo que le pueda inculcar a su alumnado con el fin de cada día hacer una educación mejor que la del día anterior.

Necesitamos encontrar en cada aula profesores que realmente quieran estar ahí porque siempre quisieron ser profesores, porque les gusta su trabajo y viven pensando en cómo mejorar su enseñanza. Que evalué a sus alumnos por el esfuerzo, interés o trabajo demostrado, pensando siempre en esos alumnos a los que quizás les cuesta más.

En este texto se recoge una mención del Informe McKinsey (Barber y Mourshed, 2007), dice así: “La calidad de un sistema educativo no puede ser mejor que la calidad de sus docentes.” Considero esta mención totalmente cierta, pues un sistema educativo está compuesto principalmente por los docentes que imparten las clases, de manera que su función influirá en la calidad del centro dependiendo de su actitud y modo enseñanza  de una forma normal, pésima o sobrepasando a lo que llamaríamos un excelente función.

Esto además influirá en el rendimiento del alumnado, que está también relacionado con la relación alumno – profesor.
Se han ido haciendo un numerosas investigaciones sobre como los profesores eficaces marcan una diferencia en el aprendizaje.


Entre los años 60 y 80 se centraban en la distribución del alumnado, explicaciones claras, mantener la atención… pero a partir de los 90 el objetivo era cambiar el modo que tenían y hacer que los alumnos aprendan una materia particular.

Mayormente la educación es cambiante por docentes ejemplares con un único fin, la educación perfecta. Aunque claro dependiendo de diferentes ideologías cada cuál cree en su propia educación perfecta.

Pero bueno sin alejarnos mucho del tema, todo buen educar marca y supervisa el trabajo en casa, y además posee características como profesionalismo, liderazgo, pensamiento, planificación y la relación con los otros.

Sería positivo por parte del profesorado crear un grupo común donde intercambiaran todo tipo de conocimientos, metodologías, técnicas o cualquier cosa que pudiera favorecer el éxito escolar.

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